Cuéntame qué necesitas: ¿fotos en casa? ¿en la iglesia? ¿en el convite?
Hagamos un reportaje completo del transcurso del día, de pequeños detalles, de gestos y miradas. Hagamos fotos de los nervios del principio, de la emoción de la iglesia, y de la alegría de la celebración.
Una imagen dice más que mil palabras. Imagínate un álbum completo, tu álbum.